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¿Nos toleramos o no?

Actualizado: 20 may 2020

Si hace unos meses te hubieran preguntado: ¿Qué te parecería pasar unas semanas en tu casa? Sin tener que salir a dejar niños a la escuela, o sin ir a la escuela,  sin arreglarte para salir a trabajar o estar en pijamas todo el día.  Tal vez hubieras saltado de felicidad y creído que es un sueño imposible de hacerse realidad. Sin embargo desde hace varias semanas ésta es la condición en la que muchas mujeres nos encontramos, y la emoción hace mucho que dejó de ser ¡Alegría!


Definitivamente cada mujer está enfrentando esta situación de diferentes maneras, con diferentes circunstancias,  diferentes escenarios, y diferentes retos pero, independientemente de estas diferencias algo que tenemos todas en común es que nuestra paciencia está siendo probada. Algo que sucede cuando pasamos demasiado tiempo con personas a nuestro alrededor, ya sean papás, hermanos, esposo, hijos, etc…es que sus defectos se amplifican y nace en nosotras un deseo incontrolable por cambiarlos o corregirlos. Un ejemplo de esto son los hijos. Anteriormente pasaban más de ocho horas en la escuela, y los que lidiaban con muchas áreas débiles de su carácter eran sus maestros; en cambio ahora somos nosotras, y estamos todo el día corrigiendolos, esperando que malos hábitos que llevan años formándose en ellos cambien de un día para otro.


Muchas de nosotras pareciera que estamos detrás del esposo o de los hijos esperando a que hagan algo mal o que nos desagrada para empezar a provocar un pleito o una discusión. Esto es desgastante para nosotras pero también para las personas que tienen que vivir lidiando con nuestro desapruebo. 


Proverbios 21:19  Es mejor vivir solo en el desierto que con una esposa que se queja y busca pleitos.

El día de ayer nos sentamos en la mesa mi esposo, mis hijas y yo, queríamos platicar y explicar a nuestra hijas el tema de la tolerancia con los miembros de la casa. Nos preguntamos qué cosas hacemos que sabemos que son molestas o incómodas para los demás. Todos teníamos una lista de cosas que hacemos cada uno. Primero nos reíamos, reconociendo con nuestros gestos  lo que cada uno iba diciendo, pero en cuestión de minutos nuestra dinámica se convirtió en una discusión. Cuando todos le empezamos a agregar cosas a la lista de los demás nuestro tono de voz empezó a cambiar, y nuestra actitud tranquila cambió de propositiva a defensiva. Algunos empezamos a defender nuestra postura y argumentar los hábitos o costumbres del otro. Decidimos parar la dinámica antes de que fuera contraproducente. Al final entendimos ¡Todos tenemos cosas que molestan! pero aún así nos amamos. 


Hace años yo entendí que había cosas que mi esposo hacía que difícilmente iban a cambiar. Aunque él por amor lo intentara, al final del día era más fuerte su personalidad que lo orillaba hacer esas cosas que de repente podían ser molestas. Dejar la ropa tirada en el baño, no asegurar las puertas  en la noche, dejar cosas fuera de la alacena después de usarlas, entre otras cosas, fueron motivos de discusiones, hasta que entendí que yo no lo podía cambiar y que a pesar de que no cambiara yo lo seguiría amando.


Este pasaje de la biblia explica este concepto:


Efesios 4:2 Sean siempre humildes y amables. Sean pacientes unos con otros y tolérense las faltas por amor.

En este encierro, más que nunca, debemos aprender a tolerar las diferencias y lo errores de los demás, porque si no lo hacemos, estamos creando una atmósfera de persecución continua. Nosotras debemos ser tolerantes porque Dios ha sido tolerante y bondadoso con nosotras:


Romanos 2:4 ¿No te das cuenta de lo bondadoso, tolerante y paciente que es Dios contigo? ¿Acaso eso no significa nada para ti? ¿No ves que la bondad de Dios es para guiarte a que te arrepientas y abandones tu pecado?

Dios nos enseña cómo su bondad nos lleva al arrepentimiento o abandonar nuestra mala conducta. Si usamos esa estrategía de Dios, tendrá mucho mayor efectividad que la queja, regaños, discusiones, etc…  Yo lo he comprobado, cuando mis hijas o mi esposo me ven recogiendo algo que dejaron desordenado, inmediatamente se levantan y ayudan. Cuando mi esposo hace algo que me ofende, pero yo sigo tratándolo con amor, él mismo llega y me pide perdón. Por otro lado algo que me sirve recordar es que mi esposo y mis hijas, también tienen que tolerar cosas que yo hago que tal vez son molestas para ellos y me siguen amando de todas formas. 


Pero cuando hablamos de este tema la pregunta que muchas mujeres pueden hacer es ¿Qué debo tolerar y que no? ¿Dónde está el límite la tolerancia? Y es una pregunta muy importante porque definitivamente hay comportamientos que no deben ser tolerados. 


¿En que debo ser tolerante? 


  • Las diferencias de opinión.

  • Los procesos de madurez individuales.

  • Los particularidades que me molestan de la personalidad de cada quien.


¿En que no debo ser tolerante? 


  • Acciones inmorales 

  • Cualquier tipo de abuso 

  • Amenazas contra la vida o integridad dentro de la familia. 

  • Faltas de respeto

  • Hábitos tóxicos o destructivos


Entonces si un miembro de la familia está rebasando los límites que no podemos tolerar ¿Cómo debo confrontalo?  Para nadie es fácil confrontar o ser confrontados, así que para finalizar aquí te dejo unos consejos para confrontar: 


  1. Ora buscando dirección de Dios y analiza si tu no estás fallando de la misma forma.

  2. Escoge tus batallas, trata los temas que realmente sean trascendentes. 

  3. Asegúrate de tener las motivaciones correctas para confrontar: el bien de la otra persona o de la familia y no tu comodidad o gusto personal.

  4. Cuando se trate de disciplinar a los hijos, ponte de acuerdo con tu esposo y creen un solo frente. 

  5. Apunta hacia el problema de conducta en vez de atacar a la persona. 

  6. Escoge el lugar y el momento correcto. (Cuando estás enojada no es el momento)

  7. Enfócate en un solo tema a la vez.

  8. Explica de qué manera repercute su conducta a los demás miembros de la familia, incluyéndote a ti. 

  9. Ofrece tu apoyo para ayudarles a mejorar la conducta.

Una vez que lo pones en práctica, puedes inspirar a los demás miembros de tu familia a adoptar esta misma actitud, no solamente en este tiempo de cuarentena, si no para siempre. Esto llenará tu hogar de un ambiente de amor, servicio, gracia y misericordia.  



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