Algo maravilloso sucedió hace algunos días atras, nuestros hermosos hijos salieron de vacaciones. Y a pesar de que es muy padre los primeros días de estar sin horarios apresurados, trafico, tareas, uniformes etc.. el cambio de dinámica trae un deslavace a nuestras rutinas personales como mujeres.
Antes lo que me sucedía es que me frustraba porque olvidaba este detalle, y me sentía como una perdedora por no llevar acabo todas mis rutinas, no alcanzaba leer suficiente, no alcanzaba a terminar mis trabajos, no comía saludable etc,… y después de varios días me desanimaba como si ya hubiera fracasado con todos mis retos y metas personales. Al final del día terminaba dejando todo y sin continuar por la frustración.
Terminaba enojada con mi familia porque en el fondo los culpaba de mis derrotas personales.
Hoy me paso algo parecido me sentí desanimada porque no he podido llevar al cien mi programa de alimentación (estoy yendo con una nutrióloga) pero a diferencia de atrás ocasiones recordé esto que he aprendido en años anteriores y quiero compartirlo contigo.
“Solo quedan cinco días”
- Las vacaciones de nuestros hijos nos desestabilizan pero no definen nuestros hábitos.
- En cinco días regresará la rutina y extrañaras estos días, así que disfrútalos.
- Sal a caminar con tu familia, para compensar los días que comas un poquito de “más”.
- En cuanto “tus tiempos” vuelvan a la normalidad actualízate en tu devocional bíblico. ¡Pero no dejes de orar! Necesitamos de esa comunión para ser pacientes.
- La casa no tiene que estar perfectamente limpia durante estos días, recuerda que tus hijos están pasando más tiempo en casa y eso genera un poco más desorden ¡relájate!
- El hecho de que hayas dejado en “pausa” ciertos retos por estas dos semanas no significa que no lo vas ha lograr ¡Continua!